
Conseguir un contrato tras las prácticas no depende de trabajar más horas, sino de posicionarte como una inversión estratégica que la empresa no puede permitirse perder.
- Cada tarea, incluso la más tediosa, es una oportunidad para identificar ineficiencias y proponer soluciones (la ‘auditoría del becario’).
- La clave es traducir toda experiencia (proyectos, voluntariado, trabajos previos) a métricas y KPIs que un directivo pueda entender.
Recomendación: Deja de pensar como un estudiante y empieza a actuar como un consultor interno: tu objetivo es resolver problemas, no solo completar tareas.
La transición de estudiante a profesional es un momento decisivo. Muchos becarios creen que la fórmula del éxito para convertir unas prácticas en un contrato indefinido reside en la proactividad, el trabajo duro y una actitud positiva. Y aunque son cualidades necesarias, rara vez son suficientes. En un entorno competitivo, donde múltiples becarios demuestran ser competentes, destacar exige un cambio de mentalidad fundamental. No se trata de ser el mejor estudiante en la oficina, sino de empezar a operar como un futuro activo estratégico para la compañía.
El consejo habitual de «hacer networking» y «mostrar interés» se queda en la superficie. La verdadera diferenciación no está en lo que dices, sino en lo que demuestras. ¿Cómo puedes, desde una posición junior y temporal, probar que tu contratación no es un gasto, sino una inversión rentable? La respuesta no está en cumplir tus tareas asignadas de manera impecable, sino en ir más allá: en identificar problemas que quizás nadie ha visto, en proponer soluciones que ahorren tiempo o dinero, y en cuantificar tu impacto de una manera que resuene con el lenguaje de negocio.
Este enfoque requiere dejar de ser un mero ejecutor para convertirte en un analista. La clave no es la suerte, sino una estrategia deliberada. A lo largo de este artículo, desglosaremos las tácticas concretas para que dejes de ser percibido como «el becario» y pases a ser visto como «la solución» que la empresa necesita a largo plazo. Analizaremos desde el marco legal y los incentivos económicos que juegan a tu favor hasta cómo transformar experiencias aparentemente irrelevantes en argumentos de venta irrefutables para tu contratación.
Para guiarte en este proceso estratégico, hemos estructurado este artículo en varios puntos clave. A continuación, encontrarás un índice de los temas que abordaremos para construir tu plan de acción personalizado.
Sommaire : Guía estratégica para asegurar tu contrato tras las prácticas
- Curriculares vs Extracurriculares: diferencias legales y de cotización que debes saber
- Cuándo el voluntariado cuenta como experiencia laboral real para los reclutadores
- Qué hacer si en tus prácticas solo te mandan traer café y hacer fotocopias
- Cómo demostrar experiencia sin haber tenido un empleo formal mediante proyectos propios
- El riesgo de encasillarte en trabajos de hostelería si quieres ser contable
- Certificaciones oficiales o portafolio de proyectos: ¿qué valora más una startup tecnológica?
- Club de debate o equipo deportivo: qué actividad valoran más las empresas
- Foto en el CV en España: ¿imprescindible u obsoleta en 2024?
Curriculares vs Extracurriculares: diferencias legales y de cotización que debes saber
Antes de trazar cualquier estrategia, es fundamental entender el terreno de juego. En España, las prácticas no son todas iguales y sus diferencias tienen implicaciones directas en tu camino hacia un contrato indefinido. Las prácticas curriculares son parte de tu plan de estudios y están reguladas por un convenio entre la universidad y la empresa. Su objetivo es puramente formativo. Por otro lado, las prácticas extracurriculares son voluntarias y, aunque también requieren un convenio, su naturaleza es más cercana a una primera experiencia laboral, incluyendo la obligación de alta en la Seguridad Social y la cotización correspondiente desde 2024.
Esta distinción es tu primera palanca estratégica. Unas prácticas extracurriculares ya te posicionan como un «pre-empleado», acostumbrando a la empresa a tu presencia en sus sistemas y costes. Sin embargo, el verdadero as en la manga es el incentivo fiscal que tiene la empresa para convertirte. Debes saber que transformar un contrato en prácticas (formativo) en uno indefinido puede suponer, según datos oficiales del SEPE, una bonificación de 500 € anuales durante tres años (700 € si eres mujer).
Manejar esta información te permite cambiar el marco de la conversación. Ya no eres un estudiante pidiendo una oportunidad; eres un candidato que, además de su valor demostrado, representa una ventaja económica tangible para la empresa. Plantear tu continuidad no solo como una cuestión de talento, sino como una decisión de negocio inteligente, demuestra una madurez y visión que te desmarcan inmediatamente del resto.
Cuándo el voluntariado cuenta como experiencia laboral real para los reclutadores
Muchos estudiantes subestiman el valor de sus experiencias de voluntariado, catalogándolas como una actividad personal sin relevancia profesional. Esto es un error estratégico. Para un reclutador que evalúa a un candidato sin experiencia formal, el voluntariado puede ser una mina de oro de competencias transferibles, siempre y cuando sepas cómo «venderlo». La clave no es listar las tareas que hacías, sino traducir tus logros a un lenguaje empresarial y a resultados cuantificables.
Imagina que organizaste una campaña de recogida de alimentos. En tu CV, en lugar de escribir «organización de evento benéfico», debes reformularlo en términos de gestión de proyectos. Esto se conoce como la técnica del «rebranding de competencias».
Caso práctico: Traducción de competencias de voluntariado a KPIs empresariales
La frase «Organicé una colecta de alimentos para una ONG» se transforma en «Liderazgo de proyecto de captación de fondos con un resultado de 2.000€ en donaciones y coordinación de un equipo de 15 voluntarios». Este cambio de enfoque demuestra inmediatamente habilidades en gestión de proyectos, liderazgo de equipos, captación de recursos y consecución de objetivos medibles. Estas son las palabras clave que un reclutador busca activamente, ya que validan tu capacidad para generar un impacto real.
Esta traducción estratégica demuestra que entiendes lo que valora una empresa: resultados, no solo buenas intenciones. Un voluntariado bien presentado puede ser más elocuente sobre tu iniciativa, tu capacidad de organización y tu liderazgo que muchas tareas realizadas en unas prácticas convencionales.

Como muestra la imagen, el voluntariado puede tener un componente de organización y estrategia muy similar al de un entorno corporativo. Es tu labor hacer visible esa conexión, demostrando que ya posees las habilidades blandas (soft skills) que las empresas tanto demandan, como el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la comunicación efectiva.
Qué hacer si en tus prácticas solo te mandan traer café y hacer fotocopias
Es la pesadilla de todo becario: aterrizar en una empresa donde las tareas asignadas son repetitivas, poco estimulantes y alejadas del aprendizaje prometido. La primera reacción suele ser la frustración y la desmotivación. Sin embargo, desde una perspectiva estratégica, esta situación es una oportunidad de oro para demostrar un valor excepcional. Lo primero es conocer tus derechos. Como indica la experta en contratación Audiolís, existe un marco legal que te ampara.
El plan formativo individual de cada contrato para la obtención de práctica profesional deberá incorporar, como mínimo, los contenidos de la actividad laboral en la empresa.
– Audiolís, Guía de contratos en prácticas 2025
Con esta base, tu enfoque no debe ser la queja, sino la propuesta. Si tus tareas son hacer fotocopias y archivar, estás en una posición única para observar los flujos de trabajo de la empresa desde dentro. Es el momento de aplicar la «Estrategia de la Auditoría del Becario»: en lugar de ejecutar la tarea de forma pasiva, analízala. ¿Es un proceso eficiente? ¿Se podría digitalizar? ¿Cuánto tiempo se ahorraría si se implementara una mejora? Tu misión es convertirte en un consultor interno no solicitado. Documenta las ineficiencias y, más importante aún, prepara un pequeño informe con soluciones concretas y cuantificables.
Presentar a tu tutor una propuesta del tipo: «He observado que dedicamos 5 horas semanales a archivar facturas en papel. He diseñado un sistema simple en la nube que reduciría ese tiempo a 1 hora, liberando 4 horas para tareas de mayor valor», te transforma instantáneamente. Dejas de ser el «chico de las fotocopias» para convertirte en un agente de optimización de procesos. Esta iniciativa demuestra una visión de negocio, proactividad y una capacidad para generar valor que son infinitamente más potentes que simplemente «hacer bien» las tareas asignadas.
Plan de acción: la ‘auditoría del becario’
- Mapear procesos: Durante las tareas repetitivas, identifica cuellos de botella e ineficiencias en el flujo de trabajo.
- Identificar oportunidades: Busca puntos de mejora, especialmente aquellos susceptibles de digitalización o automatización simple (macros de Excel, plantillas, etc.).
- Preparar un informe proactivo: Crea un documento breve y visual (1-2 diapositivas) con el problema, tu solución propuesta y el beneficio cuantificado (ej: «ahorro de X horas/semana»).
- Presentar la propuesta: Solicita una breve reunión con tu tutor para presentar tu análisis, enfocándote en cómo tu solución puede ayudar al equipo.
- Proponer la creación de un manual: Ofrece documentar el nuevo proceso o crear un manual de bienvenida para futuros becarios, dejando un legado tangible de tu paso por la empresa.
Cómo demostrar experiencia sin haber tenido un empleo formal mediante proyectos propios
«No tengo experiencia» es la barrera de entrada más común para los jóvenes profesionales. Sin embargo, en la era digital, la ausencia de un contrato laboral formal no implica una ausencia de experiencia demostrable. Los proyectos propios son la herramienta más poderosa para construir un portafolio que hable por ti. Ya sea crear un blog sobre un nicho que te apasione, desarrollar una pequeña aplicación, gestionar una cuenta de Instagram temática o montar una tienda online de dropshipping, cada proyecto es un simulador de negocio a pequeña escala.
La clave es documentar el proceso y los resultados como lo haría una empresa. No se trata solo de mostrar el producto final, sino de explicar la estrategia detrás: la investigación de mercado, la definición del público objetivo, las acciones de marketing realizadas, las métricas de crecimiento (seguidores, visitas, descargas) y, sobre todo, los aprendizajes obtenidos de los fracasos. Un proyecto personal que generó 100 usuarios activos es una prueba de concepto más valiosa que mil palabras sobre tu «capacidad de trabajo».

Incluso dar un paso más allá, como darse de alta como autónomo en España para un pequeño proyecto freelance, te proporciona una experiencia invaluable. Demuestra que entiendes la gestión fiscal básica, la facturación y el trato con clientes reales, competencias que te sitúan muy por delante de otros candidatos. Estos proyectos son la prueba tangible de tu iniciativa, tu autonomía y tu capacidad para llevar una idea desde la concepción hasta la ejecución, validando tus habilidades de una forma que la experiencia tradicional a veces no puede.
Para un reclutador, un candidato que ha tomado la iniciativa de crear algo por su cuenta demuestra una motivación intrínseca y una mentalidad emprendedora, cualidades muy buscadas. El siguiente cuadro compara el valor percibido de ambas experiencias.
| Aspecto | Proyecto Personal | Experiencia Tradicional | Valor para Reclutador |
|---|---|---|---|
| Iniciativa | 100% autodirigido | Dirigido por empresa | Muy alto en proyectos |
| Resultados medibles | GitHub stars, descargas | KPIs corporativos | Equivalente si documentado |
| Gestión completa | De principio a fin | Tareas específicas | Mayor en proyectos |
| Validación externa | Usuarios reales | Supervisión interna | Más creíble en proyectos |
El riesgo de encasillarte en trabajos de hostelería si quieres ser contable
Muchos estudiantes financian sus estudios con trabajos en hostelería o retail. Si bien estos empleos demuestran responsabilidad y ética de trabajo, suponen un riesgo: el encasillamiento. Si aspiras a ser contable, un CV lleno de experiencias como camarero o dependiente puede hacer que los reclutadores te descarten por falta de relevancia. La solución no es ocultar esa experiencia, sino aplicarle un «rebranding de competencias». Tu misión es actuar como un traductor, convirtiendo las habilidades adquiridas en el sector servicios al lenguaje del mundo corporativo y financiero.
Piensa en las tareas diarias de un trabajo en hostelería y despójales de su contexto original. La gestión de la caja al final del turno no es solo «cerrar caja», es «gestión de tesorería y arqueo diario». Lidiar con un cliente difícil en hora punta no es «atender quejas», es «resolución de conflictos bajo presión». Esta técnica te permite redefinir tu narrativa y alinear tu pasado con tu futuro deseado.
Aquí tienes una guía práctica para este «rebranding»:
- Gestionar quejas en hora punta → Resolución de conflictos y mantenimiento de la satisfacción del cliente en entornos de alta presión.
- Control de caja y TPV → Gestión de tesorería, arqueo de caja diario y manejo de transacciones financieras.
- Gestión de turnos del equipo → Planificación operativa y optimización de recursos humanos para garantizar la cobertura del servicio.
- Realizar el inventario del bar/almacén → Control de stock, gestión de aprovisionamiento y análisis de rotación de producto.
Además, puedes ir un paso más allá aplicando una mentalidad de «intraemprendimiento». Si en tu trabajo de camarero propusiste un nuevo sistema para organizar las comandas que redujo los errores en un 15%, has generado un caso de estudio de «optimización de procesos». Si creaste una hoja de Excel para controlar el stock de bebidas de forma más eficiente, tienes un ejemplo de «implementación de herramientas de control de gestión». Estos proyectos, aunque a pequeña escala, demuestran la mentalidad analítica y la visión de negocio que se esperan de un futuro contable.
Certificaciones oficiales o portafolio de proyectos: ¿qué valora más una startup tecnológica?
En el dinámico ecosistema de las startups tecnológicas, la pregunta sobre qué pesa más en un candidato junior es constante. ¿Vale más una certificación oficial que demuestra un conocimiento teórico y metodológico, o un portafolio de proyectos que exhibe habilidades prácticas y una capacidad real de ejecución? La respuesta, como a menudo ocurre, es: depende. La clave está en entender el tipo de startup y su estado de madurez.
Una certificación de una tecnología demandada (como AWS, Google Cloud, Salesforce o HubSpot) actúa como un sello de garantía. Le dice a la empresa que, aunque no tengas experiencia, posees una base sólida y conoces las mejores prácticas de la industria. Esto es especialmente valorado en startups B2B o Fintech, donde la robustez, la seguridad y el cumplimiento normativo son críticos. En estos entornos, una certificación puede ser el factor que te permita pasar el primer filtro.
Por otro lado, un portafolio de proyectos (tu cuenta de GitHub, una web personal, una app publicada) es la prueba irrefutable de lo que eres capaz de construir. Demuestra tu iniciativa, creatividad y capacidad para resolver problemas reales. Esto es extremadamente valorado en startups en fase inicial (early stage) o en aquellas enfocadas al consumidor (B2C), donde la agilidad, la experimentación y la capacidad de entregar un producto funcional son más importantes que la adherencia a una metodología estricta.
El siguiente análisis, contextualizado para el mercado español, muestra cómo varía el peso de cada elemento según el tipo de startup:
| Tipo de Startup | Certificaciones | Portafolio | Peso en decisión |
|---|---|---|---|
| B2B (Madrid/Barcelona) | AWS, Google Cloud | Casos de uso empresariales | 60% certificación |
| B2C Consumer | Menos relevante | Proyectos con usuarios reales | 70% portafolio |
| Fintech | Obligatorias (compliance) | Complementario | 80% certificación |
| Early stage | Nice to have | Diversidad tecnológica | 65% portafolio |
La estrategia ideal es una combinación de ambos. Si aspiras a una startup, tener al menos un proyecto personal sólido es innegociable. Complementarlo con una certificación relevante para el sector al que apuntas te convertirá en un candidato mucho más completo y versátil.
Club de debate o equipo deportivo: qué actividad valoran más las empresas
Las actividades extracurriculares son a menudo vistas como un simple añadido al CV, pero para un reclutador astuto, son un indicador clave de tus soft skills y de tu potencial encaje cultural en la empresa. La cuestión no es si una actividad es «mejor» que otra en abstracto, sino qué competencias demuestra cada una y cómo se alinean con las necesidades del puesto y el sector al que aspiras. Ser capitán del equipo de rugby o presidente del club de debate te dota de habilidades muy diferentes, y saber cuál destacar es un acto estratégico.
El club de debate, por ejemplo, es una fábrica de habilidades altamente demandadas en ciertos sectores. Desarrolla la oratoria, el pensamiento crítico, la capacidad de argumentación y la habilidad para analizar un problema desde múltiples perspectivas. No es de extrañar que esta actividad sea especialmente valorada en grandes despachos de abogados españoles como Garrigues o Cuatrecasas, y en consultoras estratégicas como Deloitte o PwC, donde la comunicación persuasiva y la estructuración lógica del pensamiento son el día a día.
Por otro lado, participar en un equipo deportivo a nivel competitivo forja otro tipo de carácter. Demuestra resiliencia, disciplina, trabajo en equipo bajo presión y una mentalidad orientada a la consecución de objetivos. Estas cualidades son extremadamente apreciadas en roles comerciales, donde la tenacidad y la capacidad de sobreponerse al rechazo son fundamentales, así como en la banca de inversión, un sector conocido por su alta exigencia y su entorno competitivo. Un deportista de competición es percibido como alguien acostumbrado a la disciplina y al alto rendimiento.
La clave, por tanto, no es la actividad en sí, sino tu capacidad para mapear las competencias adquiridas con los requisitos del puesto. Si aplicas a un puesto de analista, destaca cómo el club de debate te enseñó a investigar y estructurar argumentos. Si apuntas a ventas, enfatiza cómo el deporte te enseñó a competir y a no rendirte ante la adversidad. Cuantifica tus logros: no es lo mismo «participé en el equipo» que «Capitán del equipo, logrando el campeonato regional y coordinando entrenamientos para 20 compañeros».
Puntos clave a recordar
- Mentalidad de inversión: Tu objetivo no es «hacer un buen trabajo», sino demostrar que contratarte es una decisión de negocio rentable.
- Traducción estratégica: Cada experiencia, desde un voluntariado hasta un trabajo en hostelería, debe ser reformulada en términos de KPIs y competencias corporativas.
- Proactividad analítica: Utiliza las tareas menos estimulantes como una oportunidad para auditar procesos, identificar ineficiencias y proponer soluciones cuantificables.
Foto en el CV en España: ¿imprescindible u obsoleta en 2024?
La cuestión de incluir o no una fotografía en el currículum es un debate perenne en España. Tradicionalmente, la costumbre ha sido incluirla, pero las tendencias globales y la tecnología están cambiando las reglas del juego. Antes de decidir, es crucial entender el contexto: la competencia es feroz. Las estadísticas muestran que solo el 20% de los contratos en prácticas se convierten en indefinidos. Cada detalle de tu candidatura cuenta.
El principal argumento en contra de la foto es la irrupción de los Sistemas de Seguimiento de Candidatos (ATS). Estos son los software que utilizan las grandes empresas para filtrar automáticamente miles de CVs. Un CV con foto puede generar problemas de parsing (análisis del documento), haciendo que el software descarte tu candidatura antes de que un humano la vea. Además, muchas multinacionales y empresas con políticas de diversidad e inclusión muy estrictas promueven los «CVs ciegos» para evitar sesgos inconscientes en la contratación.
El factor ATS en empresas del IBEX 35
Grandes corporaciones españolas como Banco Santander, Telefónica o Repsol dependen en gran medida de los ATS para gestionar su volumen masivo de candidaturas. Enviar un CV con foto a estas empresas es un riesgo. La estrategia recomendada por muchos expertos en RRHH es doble: prepara una versión del CV limpia y sin foto, optimizada para los ATS. Al mismo tiempo, asegúrate de tener un perfil de LinkedIn impecable con una foto profesional y de alta calidad. Enlaza tu perfil de LinkedIn desde el CV. De este modo, pasas el filtro automático y, cuando el reclutador quiera ponerte cara, lo hará en un entorno profesional y controlado por ti.
Para pymes, startups o empresas más tradicionales, donde el proceso de selección es más personal, una foto profesional puede seguir jugando a tu favor, ayudando a humanizar tu candidatura. La regla de oro es: investiga la empresa. Si es una gran corporación, opta por la versión sin foto. Si es una empresa pequeña o un puesto de cara al público, una foto cuidada puede ser un plus. En la duda, la estrategia del CV limpio + perfil de LinkedIn con foto es la más segura y profesional en 2024.
En definitiva, convertir tus prácticas en un contrato fijo es el resultado de un plan meticulosamente ejecutado. Se trata de una campaña de marketing personal donde el producto eres tú. Al entender el marco legal, traducir tus experiencias a un lenguaje de negocio, transformar los desafíos en oportunidades y presentar tu perfil de forma estratégica, dejas de depender de la suerte. Para aplicar estos principios, el siguiente paso es dejar de verte como un recurso temporal y empezar a construir tu caso de negocio personal. Analiza, optimiza y demuestra: tu carrera no empieza al graduarte, empieza ahora.