Publicado el mayo 17, 2024

Elegir carrera no es adivinar tu única pasión, sino construir un proyecto profesional alineado con tus talentos, valores y la realidad del mercado laboral español.

  • El Ikigai es un sistema de diagnóstico, no una fórmula mágica que te da una respuesta única.
  • Validar tu intuición con la realidad (hablando con profesionales) es más importante que cualquier test de personalidad.
  • Hibridar tus intereses con habilidades demandadas (ej: Historia + SQL) maximiza tu empleabilidad y satisfacción.

Recomendación: Audita tus valores y talentos no académicos antes de elegir, y considera la Formación Profesional como una vía estratégica con alta empleabilidad.

La sensación es paralizante. Te enfrentas a una de las decisiones más importantes de tu vida, la elección de tus estudios superiores, y te sientes completamente perdido. Te gustan muchas cosas, pero parece que no destacas en ninguna. Hojeas guías de grados universitarios, escuchas consejos bienintencionados de familiares y profesores, pero la ansiedad no hace más que crecer. La presión de acertar para no engrosar las cifras de abandono en primer año o, peor aún, las del paro juvenil en España, es abrumadora.

Seguramente ya has oído los consejos habituales: «sigue tu pasión», «elige una carrera con salidas», «haz este test de orientación vocacional». Puede que incluso te hayas topado con el famoso diagrama del Ikigai, con sus cuatro círculos que prometen revelar tu propósito vital. Pero estas soluciones a menudo se sienten superficiales y no responden a la complejidad de tu situación. No eres una persona con una única y ardiente vocación, sino un mosaico de intereses y aptitudes que no encajan en una sola casilla.

Pero, ¿y si el problema no fuera encontrar una única vocación, sino aprender un sistema de diagnóstico estratégico para construir tu propio camino? El verdadero poder del Ikigai no reside en rellenar un diagrama, sino en utilizarlo como un mapa para explorar, contrastar y, sobre todo, validar tus opciones contra el mundo real. No se trata de encontrar un trabajo perfecto, sino de diseñar una carrera resiliente y satisfactoria, incluso en un mercado tan incierto como el español.

En este artículo, te guiaré paso a paso a través de este proceso. No te daré una respuesta mágica, pero sí te proporcionaré las herramientas y la mentalidad de un coach vocacional para que transformes la indecisión en un plan de acción concreto. Descubriremos cómo usar el Ikigai no como un destino, sino como una brújula para navegar la elección más crucial de tu futuro académico y profesional.

Este análisis te llevará desde la autoevaluación honesta hasta la investigación estratégica del mercado laboral, dándote un marco de trabajo para tomar una decisión informada, alineada contigo y con la realidad.

Tests de personalidad gratuitos vs profesionales: ¿cuál predice mejor tu éxito académico?

La primera tentación al buscar orientación es recurrir a los tests online. Son rápidos, gratuitos y prometen respuestas inmediatas. Sin embargo, es crucial entender su función real: son un punto de partida para la introspección, no un oráculo que dicta tu futuro. El principal problema es que el 70% de las personas no ejercen una carrera que coincida con su vocación, según datos de neoCK, lo que sugiere que la autoevaluación simple a menudo es insuficiente.

Un test gratuito te proporcionará un diagrama de Ikigai basado en tus respuestas automáticas. Es un buen ejercicio de reflexión inicial, pero carece de la profundidad y el contraste de una evaluación profesional. Un orientador o un coach vocacional utiliza estos tests como una de las muchas herramientas, complementándolas con entrevistas, análisis de competencias y una validación 360º que puede incluir la perspectiva de personas de tu entorno. En España, existen herramientas diagnósticas avanzadas como NeoIKIGAI, una plataforma de orientación para estudiantes que ofrece un informe predictivo y un diagnóstico competencial mucho más detallado.

La diferencia fundamental no está en el coste, sino en el resultado. Mientras un test online te da sugerencias genéricas, una evaluación profesional culmina en un plan de acción personalizado y, a menudo, un seguimiento. No se trata solo de saber «quién eres», sino de entender «qué puedes hacer con ello» en el contexto real.

Para ilustrar esta diferencia, veamos una comparación directa de las características de ambos enfoques.

Comparación entre test IKIGAI gratuito vs evaluación profesional
Característica Test IKIGAI Gratuito Online Evaluación Profesional
Duración 80 pasos (15-20 minutos) Varias sesiones
Coste 0€ 300-500€
Personalización Automatizada basada en respuestas Adaptada por orientador
Resultado Diagrama IKIGAI + sugerencias genéricas Plan personalizado + seguimiento
Validación Autoevaluación 360º con observadores externos

Como ves, la evaluación profesional es un proceso más profundo. Su objetivo no es solo darte un resultado, sino enseñarte un método de autoconocimiento que podrás usar toda tu vida. La inversión se justifica si te sientes verdaderamente bloqueado y necesitas una guía externa para desentrañar tu potencial.

El riesgo de ignorar tu intuición por seguir una tabla de excel de «salidas profesionales»

En un extremo tenemos la introspección pura; en el otro, la fría lógica de los datos. Muchos estudiantes, por miedo a equivocarse, se aferran a rankings de «carreras con más futuro» o «profesiones mejor pagadas». Crean una tabla de Excel, la analizan y eligen la opción más «segura», ignorando por completo su voz interior. Este enfoque es tan peligroso como seguir ciegamente una pasión sin un plan. Ignorar tu intuición, esa sensación visceral que te dice «esto me interesa» o «esto no es para mí», es una receta para la desmotivación y el abandono.

Tu intuición es una forma de procesamiento de información ultrarrápida. Se basa en todas tus experiencias, intereses y valores acumulados. No es magia, es reconocimiento de patrones. Cuando algo te atrae intuitivamente, es una señal que merece ser investigada. El error no es tener una intuición, sino no validarla en el mundo real. La clave del método Ikigai, como sistema de diagnóstico, es precisamente usar la intuición como hipótesis de partida y luego someterla a pruebas rigurosas.

Contraste visual entre intuición personal y datos de empleabilidad en la toma de decisiones académicas

El objetivo no es elegir entre la intuición y los datos, sino hacer que trabajen juntos. Debes usar la lógica de la tabla de Excel para investigar y contrastar lo que tu intuición te sugiere. Si sientes una atracción por el diseño gráfico, no te limites a soñar; investiga el mercado, las herramientas que se usan, los salarios medios y, lo más importante, habla con gente que ya trabaje en ello. La verdadera sabiduría no está en la hoja de cálculo, sino en la conversación con un profesional que te cuenta cómo es su día a día.

Plan de acción: Cómo validar tu intuición con LinkedIn

  1. Identificación: Busca en LinkedIn a 3 profesionales que trabajen en un sector o puesto que te atrae intuitivamente. Fíjate en sus trayectorias y en lo que comparten.
  2. Contacto: Envíales un mensaje personalizado y conciso. Explica que estás explorando opciones de carrera y que su perfil te ha inspirado. Pide amablemente si te concederían 15 minutos para una «entrevista informativa».
  3. Preparación: Prepara 3-4 preguntas clave sobre la realidad de su trabajo. Evita preguntas genéricas. Céntrate en: «¿Cómo es un día típico?», «¿Qué es lo más difícil de tu trabajo?» y «¿Qué habilidad es crucial y no se enseña en la universidad?».
  4. Contraste: Durante la conversación, escucha activamente y contrasta sus respuestas con la imagen que tenías en tu cabeza. ¿La realidad se parece a tu expectativa?
  5. Documentación: Tras la charla, anota las discrepancias clave. Este «choque con la realidad» es la información más valiosa que obtendrás, mucho más que cualquier ranking de empleabilidad.

Este proceso transforma una corazonada vaga en datos concretos y personales. Te permite tomar una decisión informada que honra tanto tu interés genuino como las realidades del mundo profesional. Al final, la mejor elección es aquella donde tu intuición y la evidencia convergen.

Por qué un vegano no debería estudiar ingeniería agrónoma tradicional aunque tenga salida

El método Ikigai no solo se trata de lo que amas, en lo que eres bueno y por lo que te pueden pagar. Hay un componente crucial que a menudo se pasa por alto: tus valores no negociables. Ignorar este pilar es como construir una casa sobre cimientos defectuosos. Tarde o temprano, la estructura se viene abajo. El ejemplo es extremo, pero perfectamente claro: si eres un vegano comprometido con el bienestar animal, estudiar una Ingeniería Agrónoma centrada en la ganadería intensiva, por muchas salidas que tenga, te generará un conflicto interno insostenible.

Este conflicto entre valores y profesión es una de las principales causas de insatisfacción y «burnout». No es algo que aparezca en los tests de personalidad ni en las estadísticas de empleo, pero es fundamental para tu bienestar a largo plazo. Como señalan Héctor García y Francesc Miralles, los divulgadores del concepto en Occidente, «El Ikigai es la razón de ser de cada persona, su motivación en la vida». Esa motivación se desvanece cuando tus acciones diarias contradicen tus principios más profundos.

El Ikigai es la razón de ser de cada persona, su motivación en la vida

– Héctor García y Francesc Miralles, El método Ikigai

Por tanto, antes de analizar planes de estudio, debes hacer un «test de choque de valores». Esto implica un ejercicio de honestidad radical. ¿Qué líneas rojas no estás dispuesto a cruzar? ¿Qué causas te importan de verdad? ¿Hay industrias o prácticas empresariales que rechazas frontalmente? Ser consciente de esto te ahorrará años de frustración. Quizás el vegano del ejemplo descubra que su camino no es la agronomía tradicional, pero sí un Máster en Agricultura Ecológica o una carrera en biotecnología alimentaria para desarrollar alternativas vegetales.

Para aplicar este filtro, puedes seguir estos pasos:

  • Audita el plan de estudios: No te quedes en el nombre del grado. Revisa el plan de estudios oficial publicado en el BOE y busca asignaturas que puedan entrar en conflicto con tus valores (por ejemplo, prácticas obligatorias en ciertos entornos).
  • Busca alternativas alineadas: Para cada carrera que te interese, investiga si existen especializaciones o grados alternativos que se ajusten mejor a tus principios.
  • Investiga la cultura del sector: ¿Cómo son las empresas líderes de esa industria? ¿Promueven valores con los que te identificas? Una búsqueda en noticias y foros de empleados puede darte muchas pistas.
  • Consulta precedentes: Si anticipas un conflicto (por ejemplo, por objeción de conciencia en prácticas), investiga si ha habido casos similares en las universidades que te interesan y cómo se han resuelto.

Elegir una carrera alineada con tus valores no es un lujo, es una necesidad estratégica para tu salud mental y tu motivación a largo plazo. Es el ancla que te mantendrá firme cuando lleguen las dificultades.

Coaching vocacional: cuándo merece la pena pagar a un experto externo

La auto-reflexión tiene sus límites. A veces, estamos tan inmersos en nuestras propias dudas y narrativas limitantes que somos incapaces de ver el camino con claridad. Es en este punto de bloqueo cuando la figura de un coach vocacional o un orientador profesional se vuelve una inversión estratégica, no un gasto. Pensar en ello como un coste es un error de perspectiva; en realidad, es un seguro contra un coste mucho mayor: el de un año de matrícula universitaria perdido, el tiempo y la energía emocional malgastados en una carrera que no es para ti.

En España, el coste de un coach vocacional certificado oscila entre 300 y 500 euros por un proceso completo. Comparemos esa cifra con el coste medio de una matrícula universitaria pública (unos 1.000-1.500€), sin contar alojamiento, transporte y materiales. El cálculo es sencillo: una intervención a tiempo para afinar tu elección puede ahorrarte miles de euros y, lo que es más importante, un año de tu vida. Pero, ¿cuándo es realmente el momento de dar el paso?

Merece la pena pagar a un experto externo en situaciones muy concretas:

  • Cuando la parálisis es total: Llevas meses dándole vueltas, has hecho tests, has hablado con gente, pero sigues exactamente en el mismo punto de confusión. Un coach puede ayudarte a desatascar el proceso.
  • Cuando tienes opciones muy dispares: Dudas entre caminos radicalmente diferentes (por ejemplo, Bellas Artes, Enfermería y Marketing) y no sabes qué criterio usar para decidir. Un profesional te dará un marco para evaluar cada opción objetivamente.
  • Cuando tus talentos no son académicos: Si tus fortalezas no se reflejan en tus notas (como veremos más adelante), un coach puede ayudarte a «traducir» esas habilidades en un itinerario formativo y profesional viable, a menudo fuera del circuito universitario tradicional.
  • Cuando necesitas un «plan B» sólido: Has elegido una carrera, pero tienes dudas sobre su empleabilidad. Un coach puede trabajar contigo para diseñar un plan de hibridación de competencias que te haga más atractivo para el mercado.

Un buen coach vocacional no te dirá qué estudiar. Su trabajo es hacerte las preguntas correctas, darte herramientas para investigar, confrontar tus creencias limitantes y, sobre todo, hacerte responsable de tu propio proceso de decisión. Te acompaña y te estructura, pero el trabajo de fondo lo haces tú. Es una inversión en aprender a tomar decisiones alineadas, una habilidad que te servirá para siempre.

Cómo descubrir tus talentos reales si sacas malas notas en el instituto

El sistema educativo tradicional tiende a medir un tipo de inteligencia muy específico, basado en la memoria, la lógica y la capacidad de expresión escrita. Si tus fortalezas no encajan en este molde, es fácil que llegues al final del bachillerato con la autoestima académica por los suelos y la creencia de que «no eres bueno para estudiar». Esto es una falacia peligrosa. Sacar malas notas no significa que no tengas talento; significa que tus talentos probablemente son de otra naturaleza.

El Ikigai te invita a mirar más allá del expediente académico. ¿Eres la persona que organiza todos los planes con tus amigos (talento para la gestión y la logística)? ¿Te pasas horas montando vídeos para TikTok o gestionando una comunidad en Discord (talento para la comunicación digital y el community management)? ¿Eres capaz de arreglar cualquier cosa que se rompa en casa (inteligencia kinestésica y resolución de problemas prácticos)? ¿Tienes una habilidad especial para escuchar y dar buenos consejos (inteligencia emocional y empatía)?

Representación visual de talentos no académicos y habilidades prácticas diversas

Estos talentos, a menudo invisibles para el sistema formal, son extremadamente valiosos en el mundo profesional. El reto es identificarlos, documentarlos y conectarlos con itinerarios formativos donde puedan brillar. La Formación Profesional (FP) Superior en España es un ecosistema excelente para este tipo de perfiles, ofreciendo una formación práctica y con altísimas tasas de empleabilidad en áreas como el desarrollo de software, la ciberseguridad, el marketing digital o las energías renovables.

Tu tarea es crear un «Portfolio de Competencias B», un inventario de todo aquello en lo que eres bueno fuera del aula. Este portfolio es tu verdadera carta de presentación:

  • Documenta tus habilidades prácticas: Graba vídeos cortos de proyectos manuales que hayas hecho, muestra estadísticas de las redes sociales que gestionas, o explica paso a paso cómo resolviste un problema técnico complejo.
  • Conecta tus hobbies con profesiones: Si te apasionan los videojuegos, investiga grados de FP en diseño y desarrollo de videojuegos o en eSports. Si amas la música, explora ciclos de sonido o producción musical.
  • Investiga vías de acceso alternativas: No olvides las pruebas de acceso a la universidad para mayores de 25 años o las pruebas de acceso a ciclos formativos, que valoran la madurez y la experiencia por encima de las notas de bachillerato.
  • Prepara tu argumentario: Aprende a explicar cómo tu habilidad para, por ejemplo, liderar un clan en un videojuego online demuestra capacidades de liderazgo, estrategia y gestión de recursos humanos.

Tus notas no te definen. Tu capacidad para aprender, adaptarte y aplicar tus talentos únicos en el mundo real, sí. El Ikigai se encuentra a menudo en la intersección de esas habilidades que el sistema ignora pero que el mercado valora enormemente.

Pasión vs Salida laboral: ¿qué priorizar en un mercado con 30% de paro juvenil?

Este es el dilema central para muchos jóvenes en España. Por un lado, el consejo romántico de «sigue tu pasión». Por otro, la dura realidad de un mercado laboral con una de las tasas de paro juvenil más altas de Europa. Priorizar uno de los dos extremos es una apuesta arriesgada. Elegir solo por pasión puede llevarte a una carrera precaria; elegir solo por salida laboral puede conducirte a una vida de apatía profesional. La solución, una vez más, no es una elección binaria, sino una estrategia de hibridación.

El concepto de «hibridación de competencias» consiste en combinar tu área de interés (tu pasión) con habilidades técnicas o digitales de alta demanda en el mercado. No se trata de abandonar lo que te gusta, sino de añadirle una capa de valor que te haga irresistible para los empleadores. Esta estrategia es la aplicación más inteligente del principio del Ikigai en un contexto económico adverso, ya que te permite trabajar en lo que te gusta (o en un campo relacionado) y, a la vez, asegurarte de que te paguen bien por ello.

El mercado actual ya no busca perfiles puros, sino profesionales «en forma de T»: con un conocimiento profundo en su área (la barra vertical de la T) y una serie de habilidades transversales que les permiten colaborar y adaptarse (la barra horizontal). Tu objetivo es construir esa «T» de forma deliberada.

Estudio de caso: El Índice de Hibridación Profesional (Historia + SQL)

Un ejemplo práctico de esta estrategia es el que propone el consultor Tristán Elósegui. Imaginemos un graduado en Historia, una carrera apasionante pero con una empleabilidad directa a menudo percibida como limitada. En lugar de resignarse, este profesional decide formarse en bases de datos (SQL) y herramientas de visualización de datos (como Tableau o Power BI). Automáticamente, su perfil se transforma. Ya no es solo un historiador; es un Humanista Digital. Este nuevo perfil es extremadamente demandado en museos para digitalizar y analizar colecciones, en archivos históricos, en empresas de gestión cultural para entender patrones de consumo, e incluso en departamentos de marketing para crear narrativas de marca (storytelling) basadas en datos. Como demuestra el caso de hibridación profesional de Elósegui, esta estrategia permite mantener la pasión como núcleo mientras se multiplica exponencialmente la empleabilidad en el mercado español.

Piensa en tu propia pasión y pregúntate: ¿qué habilidad digital o técnica la haría 10 veces más valiosa en el mercado? Si te gusta el arte, aprende sobre marketing digital y NFT. Si te gusta escribir, aprende sobre SEO y copywriting. Si te gusta el deporte, aprende sobre análisis de datos deportivos. Esta mentalidad proactiva es la que te sacará del dilema «pasión vs. dinero» y te colocará en la senda de una carrera próspera y con sentido.

Cuando tu ambición profesional choca con tu plan de vida personal: ¿cómo priorizar?

Has hecho el trabajo de introspección, has validado tu intuición y has diseñado una estrategia de hibridación. Tienes una idea clara del camino profesional. Pero entonces surge una nueva capa de complejidad: la vida. Quizás la carrera de tus sueños solo tiene salidas en grandes capitales como Madrid o Barcelona, pero tú valoras la cercanía de tu familia en una ciudad pequeña. O tal vez el sector que te apasiona es conocido por sus jornadas laborales interminables, y tú sueñas con tener tiempo para tus hobbies y tu vida personal. Este es el momento en que tu Ikigai profesional debe dialogar con tu Ikigai vital.

Tu carrera es solo una parte de tu vida, no su totalidad. Una decisión de estudios que ignore tus aspiraciones personales, tu estilo de vida deseado o tus relaciones es una decisión incompleta. Aquí, el cuarto círculo del Ikigai, «lo que el mundo necesita», adquiere una dimensión más personal: ¿qué necesita *tu* mundo? ¿Necesitas estabilidad geográfica, flexibilidad horaria, un entorno de trabajo colaborativo, oportunidades para viajar?

Mapa conceptual de oportunidades profesionales y calidad de vida en diferentes ciudades españolas

Priorizar implica tomar decisiones conscientes. A veces, significa elegir una opción profesional «B» que es un 80% perfecta pero que te permite tener una vida 100% satisfactoria, en lugar de una opción «A» que es 100% ideal en lo profesional pero que dinamita tu bienestar personal. No hay una respuesta correcta universal; la respuesta correcta es la tuya. La clave es hacer este balance de forma explícita, no dejar que el azar decida por ti.

Además, es fundamental entender que el Ikigai no es estático. Tus prioridades a los 18 años no serán las mismas que a los 30. La flexibilidad y la capacidad de adaptación son cruciales. Como dice la plataforma educativa Platzi, «el ikigai no es único, el propósito profesional puede estar sujeto a evoluciones y movimientos. Simplemente debes disfrutar del proceso y recomponer el objetivo».

El ikigai no es único, el propósito profesional puede estar sujeto a evoluciones y movimientos. Simplemente debes disfrutar del proceso y recomponer el objetivo.

– Plataforma Platzi, Curso de Diseño y Desarrollo de Plan de Carrera

Tu elección de grado no es una sentencia de por vida, sino el primer paso de un largo viaje. Elige el camino que mejor se alinee con la persona que eres y la vida que quieres construir *hoy*, sabiendo que siempre podrás recalibrar la ruta en el futuro.

A retener

  • El Ikigai es un proceso, no un destino: Úsalo como una brújula para explorar y validar, no como una fórmula mágica que te da una respuesta única.
  • La alineación de valores es innegociable: Ignorar tus principios fundamentales por una supuesta «buena salida» es una garantía de infelicidad a largo plazo.
  • La hibridación es la clave en España: Combina tus intereses con habilidades de alta demanda (digitales, técnicas) para construir un perfil resiliente y empleable.

¿Qué grado elegir si quieres reducir el riesgo de paro por debajo del 8%?

Llegamos al punto más pragmático: la empleabilidad. Una vez alineados tus talentos, pasiones y valores, es hora de aplicar un filtro de realidad económica. En un país como España, elegir un itinerario formativo con una alta tasa de inserción laboral es una decisión inteligente que te dará tranquilidad y opciones de futuro. Y aquí es donde muchos cometen un error de percepción: asocian automáticamente «alta empleabilidad» con «carrera universitaria tradicional y difícil». La realidad de los datos es mucho más matizada.

Según datos del SEPE y del Cedefop, en España existen numerosos Grados Superiores de Formación Profesional (FP) con tasas de paro técnico (inferiores al 5%), superando en empleabilidad a muchos grados universitarios. Ciclos como Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma, Ciberseguridad, Mecatrónica Industrial o Energías Renovables tienen una demanda altísima y creciente por parte de las empresas. Considerar la FP no como un plan B, sino como una opción estratégica de primer nivel, es uno de los cambios de mentalidad más importantes que puedes hacer.

La clave es investigar con una mentalidad de estratega, buscando no solo los grados de moda, sino las razones estructurales detrás de su baja tasa de paro. ¿Es una profesión regulada con escasez de profesionales? ¿Responde a una nueva ola tecnológica? ¿Es un nicho de mercado en crecimiento?

Plan de acción: Estrategia para elegir estudios con baja tasa de paro

  1. Analizar las causas: Investiga por qué una profesión tiene bajo paro. ¿Es por demanda tecnológica (ej: ciberseguridad), por ser una profesión regulada (ej: farmacia) o por envejecimiento de la población (ej: fisioterapia, podología)?
  2. Buscar grados ‘tapados’: No te quedes en lo obvio. Grados como Podología, Óptica y Optometría, o Ingeniería de Organización Industrial tienen tasas de paro históricamente muy bajas y a menudo pasan desapercibidos.
  3. Evaluar el ‘factor doble grado’: Analiza cómo un doble grado (ej: ADE + Derecho, Informática + Matemáticas) dispara la empleabilidad. Consulta los informes de inserción laboral de las universidades.
  4. Considerar la FP como opción A: Investiga a fondo los Grados Superiores relacionados con tus intereses. Plataformas como TodoFP del Ministerio de Educación son un excelente punto de partida.
  5. Contrastar datos del INE: El Instituto Nacional de Estadística publica encuestas de inserción laboral de titulados universitarios. Consulta los datos a 5 años vista para tener una imagen real de la empleabilidad a medio plazo.

Elegir un camino con alta probabilidad de empleo no es «venderse al sistema». Es darte la libertad y la seguridad económica para que, desde esa plataforma estable, puedas seguir desarrollando tus pasiones y tu Ikigai a lo largo de toda tu vida. Es la decisión inteligente que te permite construir el resto de tu proyecto vital sobre una base sólida.

Para cerrar el círculo de tu decisión, es crucial que domines los principios de una elección informada y estratégica. Revisa los fundamentos sobre cómo elegir un grado de alta empleabilidad.

Ahora tienes el método y las herramientas. El siguiente paso, el más importante, es ponerlo en acción. Comienza hoy mismo tu proceso de autodiagnóstico, valida tus intuiciones y construye un futuro profesional que no solo te pague las facturas, sino que te dé una razón para levantarte con energía cada mañana.

Escrito por Lucía Fernández, Psicóloga del Trabajo y de las Organizaciones, experta en prevención de riesgos psicosociales y bienestar corporativo. Especialista en gestión del burnout, inteligencia emocional y equilibrio vida-trabajo en entornos de alta presión.